El plan sonaba simple: ir a Europa y conocer lo que más pudier. Así que tracé un plan con 8 meses de anterioridad, definí unas fechas de viaje, la época y unos destinos preliminares. Pensé que era buena idea tomar una ciudad como base y de ahí, moverme a los otros sitios que me fuera posible. Entonces, compré pasajes Bogotá – Madrid – Bogotá para viajar en Septiembre del 2022. Este mes es perfecto debido a que , en Europa, está terminando el verano y comenzando el otoño (no me gusta el calor). Comencé a planear las ciudades que quería visitar y las anoté en mi agenda de viaje. Me recomendaron comprar, desde Colombia, el pase «Eurorail«. Europa tiene una red ferroviaria alucinante que te ayuda a llegar casi a cualquier lugar de manera sencilla. Sin embargo, el sistema de trenes no es para nada barato, de hecho, en algunas ocasiones, un tiquete de tren puede llegar a ser más caro que uno de avión. Pero, si adquieres el pase «Eurorail», podrás conocer europa en tren a una fracción de su costo. Por eso, compré un plan que se ajustó a mis necesidades. Después de afinar el plan muchas veces antes del viaje, decidí que la mejor de las estrategias era visitar lugares dónde, en lo posible, pudiera tener amigos o conocidos que me brindaran hospedaje. El hospedaje es, perfectamente, el mayor costo cuando se viaja a Europa. Así que por cosas de la vida definí que mi primer destino sería Barcelona, entrando por Madrid.

    Uno de mis propòsitos de este viaje era probarme como bloguero. No soy buen escritor, pero si me considero buen fotógrafo, así que mi objetivo era llevar mi equipo «ligero» para documentar lo que más pudiera de mi viaje. Ahh!, también quería darle un toque pintoresco a mis fotos, soy malo para tomarme fotos y es mucho más difícil que salga bien en ellas, y más cuando le pides a alguien que te la tome. Por eso, notarás que en mis fotos principales, sale un avatar que cree para este viaje (también me gusta mucho el dibujo).

    Aeropuerto El Dorado – Bogotá (Colombia)

    Con los nervios característicos que dan cuándo uno emprende un viaje, del cuál no tienen ni idea que se encontrará, le madrugué al avión, entregué mi equipaje, hice migración y entré con el tiempo suficiente para tomarme un café y calmar la ansiedad. Tengo un hábito y es que, antes de cualquier viaje, me suelo tomar un café mientras veo los viajeros en el aeropuerto. La galeria visual de personajes que brinda una sala de espera de un aeropuerto es algo que suelo disfrutar, al son de un café. Suelo preguntarme: ¿Está gente de qué vivirá?¿hacia dónde irán? y me gusta imaginarme historias. Eventualmente, tomo una agenda y suelo dibujar o escribir cosas que se me ocurren. Tengo una frase, que creí que era original mia, pero lo más seguro es que la leyera o escuchara en algún lado, y se quedara grabada en mi subconciente:

    Todo buen viaje comienza con un café

    Entonces me llaman a abordar y comienza una mezcla entre nervios, ansiedad y visiones de sueños por cumplir. ¿No les pasa? esos momentos en que empiezan a tener ataques de imaginación y piensas todo lo que vas a vivir. A todos nos debe pasar, por eso el comportamiento de la gente al abordar un avión es tan diferente: los agresivos, los relajados (como yo), los ansiosos, los felices, etc. Todos debemos sentir una mezcla de emociones en ese momento de abordar, y siento que depende mucho de el motivo del viaje. La verdad los auxiliares de vuelo no ayudan mucho a calmar la ansiedad. Iberia no es la compañía más amable, supongo que porque el trato en Europa no se compara con el que damos en Colombia. A esto súmale la policía dando vueltas con sus perros buscando delincuentes. Para un viaje tan largo hay que ir muy preparado, sobre todo en cómo te vas a entretener. A menos que viajes en primera clase, los puestos son incómodos y más si eres de contextura grande. Si tienes suerte la aerolinea tendrá pantallitas para ver alguna película. Clave!, llevar unos buenos audífonos y un buen libro por si no logras entretenerte. Ahhh y algo que te ayude a soportar la incomodidad de las sillas de hoy en dia (cada vez se vuelven más incomodas y pequeñas).

    Con la fortuna de haber tenido buenos compañeros de asiento, crucé el Atlántico y llegué a Madrid sin contratiempos. Al bajar comenzó el desfile de viajeros afanados de llegar a su destino, mientras se enfrentaban al lequipo de migración española y posteriormente a los servicios de salubridad que verifican que estés al día en los temas de vacunas y COVID. La clave para que no te pongan problema es tener claro tu viaje, tus sitios, dónde vas a ir, dónde te hospedarás y tenerlo todo documentado para que sirva como prueba en el momento del interrogatorio de aduana. Afortunadamente, pasá sin problema y comencé a decifrar por donde era la salida de las maletas. El aeropuerto de madrid «Adolfo Suárez Madrid – Barajas» es hermoso. Tiene unos techos gigantes en texturas que no había visto. Es muy moderno, con una especie de metro dedicado para movilizarse entre los bloques, si lo visitas tómate el tiempo de detallarlo, pues ganó varios premios de arquitectura.

    Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid – Barajas (España)

    Después, tuve que buscar la forma de tomar un tren hacia Barcelona. ¿Qué tan difícil podía ser? Pues lo primero que hay que hacer cuando llegas a una ciudad nueva, es decifrar su sistema de transporte. En muchas ocaciones, son algo complejos y poco señalizados y requieren todo un tutorial para entenderlos. Creo que si me volviera Youtuber explicáncolos, me volvería tendencia, ya que es el principal problema que se enfrenta uno cuando visita una ciudad. España tiene un complejo sistema de transporte público muy eficiente, en el que integra trenes de cercanías, metro urbano, sistemas de movilidad y micromovilidad. Desde el aeropuerto sale un tren (creo que de cercanías) que te llevará a la estación más representativa de madrid, a la estación ATOCHA. Desde ahí puedes llegar a casi cualquier destino en España.

    Aquí comenzó el verdadero viaje, a través de las ventanas del tren se empezó a revelar Madrid. La ciudad no es de grandes edificios, o por lo menos no es de rascacielos, así que las cuatro torres o torres de la zona de los negocios, compuestas por la Torre de la petrolera CEPSA, Torre PwC, Torre de cristal y torre espacio aparecieron rompiendo el paisaje de la ciudad. Madrid es una ciudad tranquila (bueno, en comparación con Bogotá, todo es tranquilo), el viaje de relajado y dio apertura a la gran aventura que tuve durante el siguiente mes.

    Llegué a Atocha. Esta estación es el eje del complejo ferroviario de Madrid. Si quieres llegar algún lugar de España, seguramente debes pasar por aquí. Queda en un lugar muy central, caminando desde ese punto puedes llegar a la famosa zona «La Gran Vía». Como fin de mi travesía, y en forma de ritual, necesitaba tomarme mi café acompañado de algo típico español:

    A pesar de tener el Eurorail, en España, en algunos trayectos, se exige que se reserven los asientos. Normalmente el costo de esta reserva oscila entre 2 y 4 euros. Procedí con las reservas y tomé el tren de alta velocidad, que los españoles suelen llamar «AVE» (tiene un ave en su logo) hacia Barcelona, estación Sants. Viajar en tren es una verdadera delicia. Es un sistema de transporte cómodo, fiable y seguro. Son trenes eléctricos que viajan a velocidad promedio de 300 km/h. Puedes disfrutar del paisaje a la vez que descansas. El atardecer me tomó en el tren, y me sorprendí por que eran más de las 9 de la noche y todavía había luz del sol. Fue un viaje agradable y lleno de emociones. «Pronto conoceré Barcelona» pensaba mientras llegaba a mi destino.

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