La piedra del Peñol es un «monolito» de 220 m de altura, con un volumen de más de 20 millones de m3 y pesa aproximadamente 65 millones de tonedadas. Para subir a su punta se debe ascender por una estructura de escaleras instaladas en una de sus gigantes grietas y te enfrentarás a recorrer, aproximadamente, 702 escalones (y están contados) desde el piso hasta la punta. Allí podrás encontrar un torre que hace las funciones de mirador. Las escaleras son de doble vía, así que no serán las mismas escaleras de subida las que tendrás que utilizar de bajada.
Cuando llegas a la cumbre encontrarás un sitio para tomar y comer algo, además de una casa con artesanías. El mirador es perfecto para quedarse un rato a contemplar la maravilla que forma el embalse de Guatapé. La zona es totalmente turística y en el embalse se puede disfrutar de deportes náuticos y ecoturismo en general. Además también existen servicios de vuelo en helicóptero para apreciar el paisaje.
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El sitio es privado y tienes que pagar una entrada. En la parte inferior encontrarás un parqueadero vigilado y más restaurantes y artesanías. La piedra es muy particular, es una inmensa roca que, de manera natural, nace de forma que quebranta el paisaje de la represa. Esta piedra fue objeto de teorías e historias a través de los tiempos, entre las cuales se involucraban demonios, meteoritos y extraterrestes. Además, la grieta en la que se construyeron las escalera le da una vista única. Subirlas requiere paciencia y algo de estado físico. Bajarlas requiere mucho cuidado y delicadeza. Es sin duda un lugar que recordarás por su belleza y por la experiencia que se vive al ascender a su cumbre.
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